En la indumentaria femenina las piezas de joyería más usadas eran los pendientes, llamados perendengues, de oro, plata o sobredorados con piedras de azabache o coral.

Los collares se utilizaban como adorno y como amuleto o superstición.

Podían ser de roca, cristal, azabache o tronco de coral. Los collares se ataban al cuello por medio de una o dos cintas de colores llamadas colonies, que en ocaciones se bordaban y bendecían.